LOF Cayunao – Puelmapu

Somos la Lof Cayunao, comunidad mapuche ubicada en Alto Río Chubut, Provincia de Río Negro, Puel Mapu, hoy llamada Patagonia Argentina. Nos encontramos reivindicando el justo derecho de habitar este diverso y extenso territorio.

En la década de 1870 a lo largo y lo ancho del Wallmapu (territorio a ambos lados de la cordillera de los Andes) miles de familias ,nuestros ancestros mapuche, fueron despojados del territorio en el que vivían. Este proyecto político de conquista y exterminio masivo fue hecho tanto por el estado argentino, como el chileno, mediante campañas militares.

Una década mas tarde, a partir de 1880 y hacia el final de las acciones militares contra mi pueblo. nuestros antepasados, los que lograron sobrevivir y permanecieron escondidos largo tiempo, comienzan a recuperar su forma de vida en tierras que aun no estaban bajo control del estado.

Nuestro bisabuelo Fernando Cayunao Pinda con su hermano, sobrevivientes de esta matanza, fueron de los que regresaron a los pocos territorios seguros. Este lugar, en las cumbres montañosas donde nace el Río Chubut, supo ser un frondoso territorio entre el Arroyo Las Minas y el Arroyo Las Horquetas. Allí forman sus familias manteniendo una vida en contacto con la mapu (tierra). Cuando sus hijas e hijos crecieron, nuestro bisabuelo les cedió parte de ese lugar y de sus animales para que lo habitaran. Uno de estos hijos era mi abuelo, Pablo Cayunao junto a mi abuela, Dionisia Suñiga.

Desde entonces siempre hemos sido hijos de Mapuche despojados. El proyecto del Estado argentino ha negado, desde entonces nuestra presencia y nunca asumió nuestra preexistencia. Nos arrebataron las tierras, también aplicaron políticas que intentaron destruir nuestras formas de vida, de nuestra lengua, nuestros vínculos con el lugar. Establecieron la propiedad privada amparándose en títulos de posesión emitidos por el estado y cercaron el territorio con alambrados, impulsaron la cria masiva de ganado y también la plantaciones de pinos, con extensas vías de ferrocarril para transportar materias primas y sus fuerzas represivas como la policía o el ejercito para cuidar sus sistema económico.

Desde ese tiempo hasta nuestros días la devastación a la mapu y a nuestro pueblo no ha cesado, se han extinto plantas ancestrales y medicinales, también animales y  fuentes de agua, nos han quitado la posibilidad de una vida digna.

El desarraigo forzoso nunca se detuvo, ya no puedo transmitirles a mis hijos lo que viví y aprendí cuando era niña.

La situación del pueblo mapuche, de nuestras familias, es un largo y obligado peregrinar hacia los tribunales de justicia, por acusaciones de usurpación de nuestro propio lugar. El sistema de justicia estatal fue creado de tal forma, que es para nosotros imposible hacer valer nuestros derechos; no reconoce nuestra preexistencia, mientras nos demanda ponernos a derecho bajo las normativas impuestas por la sociedad winka (occidental, racista, capitalista); nos niega la posibilidad de tener nuestra propia educación imponiéndose la escolaridad estatal que es un régimen ajeno. Proyectar nuestra lucha solo en el terreno judicial implica nuestra pobreza, generar una estabilidad económica en el territorio es para nosotros muy difícil, en permanente vulnerabilidad por estar obligados a presentarnos ante tribunales cada vez que se nos acusa.

Aun así seguimos defendiendo nuestra forma de vida, no dejamos de resistir, ni renunciamos a proteger las nacientes de muchos ríos que hoy están en riesgo de apropiación por los multimillonarios de capitales extranjeros y nacionales en complicidad con el Estado argentino. Estos ríos, que protegemos de la contaminación y el lucro económico, llevan el agua vital prácticamente a toda la provincia de Chubut y gran parte de Río Negro.

Los gobiernos provincias y nacionales son quienes hacen negocios con empresas privadas en nuestros territorios, tal es así que muchas vertientes y lagunas se han secado por completo, producto del monocultivo forestación de pino, una especie foránea que acidifica los suelos matando la vegetación nativa.

Hoy pesa sobre nosotros una orden de desalojo y enfrentamos dos causas judiciales, también tenemos amenazas de muerte de parte de terratenientes, la violencia es cada vez de mayor intensidad.

Somos mapuche, gente de la tierra, nuestra existencia está directamente relacionada con el espacio que habitamos, espacio que abarca lo viviente y lo espiritual, es por esto que tenemos la obligación de contribuir en que se restablezca su armonía a partir de sacar todo el cultivo de pino, replantando especies nativas. Nuestro propósito es la permanencia reparación del espacio territorial que habitamos, aunque en los tribunales de justicia nuestra lucha es absolutamente desigual, no tenemos abogados por no contar con el dinero para una defensa eficaz, existen derechos constitucionales en materia indígena que el estado no cumple. y un aparato judicial conformado por el poder político y económico. En la actualidad existen cientos  de personas mapuche que estamos criminalizadas y judicializadas, incluso hubo asesinatos, por la defensa del territorio

Queremos que personas de todos los lugares nos escuchen, para terminar con la desinformación de odio que los medios de comunicación dan sobre nuestro pueblo, nosotros estamos aquí resistiendo en defensa de la vida, el Río Chubut, sus afluentes, el bosque y los animales.

Si no lo hacemos, no quedara nada.